Este año, si tienes la oportunidad de echarlas un vistazo, verás que el nivel es bastante alto -terceras camisetas aparte, que son lo que son, puro marketing-, una gran noticia después de unos años de experimentos de dudoso resultado y ausencia de diseños redondos. Venimos a hablarte, aprovechando esta excusa, de las camisetas del pasado, camiseta de italia esas que se llevaban durante varios años porque todavía no importaba en la industria del balompié cuántas se vendían ni existía la urgencia por cambiarlas cada año para regenerar la necesidad de adquirirla en sus aficionados. Ninguna imagen como la de Luis Enrique sangrando por la nariz en la eliminación ante Italia refleja mejor lo que era la selección hasta el cambio de guión que se produjo en 2008. Allí también España iba de blanco. Shane Smelz, un desconocido delantero nacido en Alemania, nacionalizado como ciudadano de Nueva Zelanda y profesional en un club australiano, es ya imagen y metáfora de un Mundial mediocre en el que la lucha de clases parece haber terminado, pero no por el asalto al poder del proletariado futbolístico, sino por la decadencia y conformismo de los que hasta ahora ejercían como poderes dominantes.
Nueva Zelanda es un equipo pésimo, pero le bastó chocar y defender con cierto orden y el sorprendente gol del ya famoso Smelz para empatar con el campeón del mundo. Maquillaje milagroso: ha tumbado al campeón del Mundo, Italia, en Elche, como al subcampeón, Francia, en Málaga, un mes antes. Tras lograr la Eurocopa de 1964, el primer gran éxito de España, la selección fracasó en el Mundial de Inglaterra en 1966 a pesar de mantener el bloque campeón de Europa y de las incorporaciones de Amancio, Ufarte o Iríbar, entre otros. Ante una selección italiana que no pierde la posición, el juego estático, en corto, colapsado por la izquierda -lugar propicio para intentar desnudar a Panucci- y aventurado a una escaramuza por el centro de un delantero excepcional como Torres, que sólo jugó el primer tiempo, no permitió a España ganar la primera partida, la anterior al descanso, cuando España puso en práctica su ‘plan A’. La del primer tiempo (0-0) plasmó un choque táctico con dominio poco incisivo de la selección; la segunda, sacudida por una decena de sustituciones, un intercambio de carreras con el gol como objetivo.
Andrea Pirlo se mueve poco en el entrenamiento de Italia en Río de Janeiro. Buffon, Panucci (Zambrotta, min.68), Cannavaro, Materazzi (Barzagli, min.46), Grosso, Perrotta (Aquilani, min.62), De Rossi, Pirlo (Gattusso, min.46), Camoranesi, Di Natale (Iaquinta, min.76) y Toni (Borriello, min.46). El ensayo duró los 45 minutos previstos, ya que los cambios torrenciales de la segunda parte apenas mantuvieron los dibujos de los equipos y cambiaron el ajedrez inicial en una especie de ‘kick boxing’ con decenas de golpes al aire, uno al palo de Camoranesi, otro de Cesc al cuerpo de Buffon y el parabólico golazo de Villa, sustituto de Torres. Camoranesi, desplegó la telescópica en dos ocasiones y fue quien dio deberes a Casillas, que no se había estrenado, al contrario que Buffon, autor de cuatro intervenciones de nivel a lo largo de la noche. También disparó más a puerta y provocó más intervenciones del portero rival que Italia.
Poca llegada, italia camiseta aunque más que la que enseñó su rival. Los partidos oficiales ante Italia suelen pintarse de azul, aunque hace tiempo que la ‘azzurra’ no toca. MADRID.- España venció a Italia por 1-0 gracias a un gol de Villa en un partido amistoso con dos caras. La ‘culpa’, esta vez, fue de David Villa, autor de un descubrimiento de la física a un cuarto de hora del final, cuando el partido desembocaba enloquecido. Ronaldo. El goleador no duda a la hora de elegir entre el mediocampista y el delantero Mario Balotelli como estrella de Italia. El máximo goleador histórico del Nápoles con 135 dianas no es un fijo en las alineaciones de Roberto Martínez, pero puede convertirse en la principal baza del ataque de Bélgica ante las ausencia de De Bruyne y de Eden Hazard. Su principal virtud como pareja ha sido su capacidad para adaptarse a todos los entrenadores que han tenido a lo largo de su carrera en común. Aunque a los ‘azzurri’ opusieron sus armas, ninguna despreciable: le han permitido bordarse cuatro estrellas -cuatro Mundiales- en su camiseta.