Cesc, Xavi, Iniesta y Silva de lado a lado. Y Villa. Nada pudo hacer Buffon para detener la volea mortífera del asturiano valencianista, que recogió un torpe despeje de Cannavaro a un inocente balón colgado por Iniesta. Y lo será para Buffon, que estirado hasta el último milímetro de su flexibilidad, no pudo rozar ese balón esquivo. Buffon, Panucci (Zambrotta, min.68), Cannavaro, Materazzi (Barzagli, min.46), Grosso, Perrotta (Aquilani, min.62), De Rossi, Pirlo (Gattusso, min.46), Camoranesi, Di Natale (Iaquinta, min.76) y Toni (Borriello, min.46). Casillas, Sergio Ramos (Arbeloa, min.75), Puyol (Albiol, min.17), Marchena, Capdevila, Senna (Xabi Alonso, min.59), Iniesta, Xavi, Cesc (Luis García, min.68), Silva (Riera, min.59) y Torres (Villa, min.46). El ensayo duró los 45 minutos previstos, ya que los cambios torrenciales de la segunda parte apenas mantuvieron los dibujos de los equipos y cambiaron el ajedrez inicial en una especie de ‘kick boxing’ con decenas de golpes al aire, uno al palo de Camoranesi, otro de Cesc al cuerpo de Buffon y el parabólico golazo de Villa, sustituto de Torres. Camoranesi, desplegó la telescópica en dos ocasiones y fue quien dio deberes a Casillas, que no se había estrenado, al contrario que Buffon, autor de cuatro intervenciones de nivel a lo largo de la noche.
También disparó más a puerta y provocó más intervenciones del portero rival que Italia. Poca llegada, aunque más que la que enseñó su rival. El remate del año fue el dulce colofón a un partido que por oleadas dominó Italia en ese segundo tiempo, aunque España, en el torbellino de cambios, apostó también por la victoria. Ante una selección italiana que no pierde la posición, el juego estático, en corto, colapsado por la izquierda -lugar propicio para intentar desnudar a Panucci- y aventurado a una escaramuza por el centro de un delantero excepcional como Torres, que sólo jugó el primer tiempo, no permitió a España ganar la primera partida, la anterior al descanso, camiseta de italia 2022 cuando España puso en práctica su ‘plan A’. En Italia 1990 España se quitó las rayas amarillas de las mangas y las puso en el cuello de pico. España jugó en tierras norteamericanas con una camiseta roja con cuello azul y tres rayas verticales con rombos (amarilla, azul, amarilla) en el lado derecho de la camiseta.
Y lo celebró con la camiseta en la mano, lo que le costó una amarilla que le puede salir muy cara apenas diez días después de ser expulsado del República Checa-Italia, donde montó un pequeño espectáculo al desatar su furia contra una lona en el túnel de vestuarios. Es como si Cesare Prandelli, el seleccionador, lo quisiera conservar en una vitrina y cuidarlo, consciente de que la regeneración ‘azzurra’ que emprendió en 2010 se sustenta en «el arquitecto» de 34 años, que celebra en el Maracaná su partido 100 con la camiseta nacional. Balón de Oro. «Yo soy defensa y la defensa es un arte, en mi opinión, pero no se debe utilizar siempre como algo peyorativo», añade, como si quisiera despejar cualquier sospecha sobre cuál sería su trabajo como entrenador. Que coincidencia, dos paises con dos insignes generales que adoraban la roja, y que siempre les «hubiese gustado que su patria no fuese roja».
El dato interesante es que en las tres ocasiones previas, sus encuentros llegaron a la tanda de penaltis. La grave lesión en la rodilla de Chiellini en agosto de 2019 impidió el interesante experimento futbolístico de comprobar su respuesta sobre el campo a la radical apuesta por la posesión de Maurizio Sarri. También se tomó al pie de la letra la posibilidad de coger todo el espacio posible el director creativo de Gucci, Alessandro Michele, que presentó su colección Epilogue a través de un streaming especial en vivo dese el Palazzo Sacchetti y Campo Boario y el lanzamiento de una función narrativa visual de doce horas. El interés del último periodo se comprobar si Xabi Alonso le daba otro aire al centro del campo. Se da la casualidad de que el astro argentino jugó en equipos con camisetas muy características, como es el caso de Boca Juniors, su equipo del alma. Justo lo que nos gusta, lo que creemos que es absolutamente relevante, lo que nos hace sentir bien. El Grupo F, que ha sido bautizado ya como el de ‘la muerte’, se disputará entre las ciudades de Múnich y Budapest.